Cuando comenzamos un negocio de multinivel, solemos pensar que lo más difícil será:

• Hacer la inversión inicial,

• Aprenderse el plan de compensación,

• O salir a hablar con personas.

Pero con el tiempo, descubrimos que nada de eso es lo más complicado.

Lo verdaderamente difícil en este camino es renunciar.

Sí, renunciar. Renunciar a:

• Ese partido de fútbol con los amigos que solo sirve para sudar y reír un rato.

• Esa fiesta de cumpleaños que promete diversión, pero no aporta a tu crecimiento.

• Esa comida familiar del domingo que, aunque llena de cariño, te aleja por unas horas más de tus objetivos.

Porque este negocio, como cualquier sueño grande, te exige enfoque. Y el enfoque… requiere sacrificios.

Pero, ¿sabes algo? Todo eso que dejas hoy, lo vas a recuperar mañana con creces.

Cuando seas libre financieramente, no vas a necesitar pedir permiso para asistir a una fiesta. Tendrás tiempo para compartir con tu familia todos los días. Podrás elegir cuándo trabajar y cuándo descansar.

Reflexiona:

¿Estás dispuesto a incomodarte por un tiempo para no volver a hacerlo nunca más?

Porque la libertad no se regala, se conquista. Y se conquista cuando tomas decisiones difíciles que la mayoría no quiere tomar.

Así que, la próxima vez que tengas que elegir entre avanzar en tu negocio o pasar un rato más de ocio, pregúntate:

¿Estoy actuando como la persona que quiero ser?

Lo que hoy parece un sacrificio… Mañana será parte de tu historia de éxito.

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