Durante años, muchos padres han vivido bajo la falsa creencia de que "deben darles a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron".
Parece noble, parece amoroso… pero es un error.
Olvidan algo fundamental: los hijos no se parecen a sus padres, se parecen a sus tiempos.

El mundo de hoy no es el mismo que vimos de niños. Cuando crecíamos, tal vez un carro a control remoto era un lujo, algo casi mágico. Yo mismo recuerdo la primera vez que vi uno: en el barrio solo existía uno, y verlo era como ver una nave espacial. Hoy en día, un carro a control remoto es algo cotidiano, casi desechable.

Entonces, ¿de qué sirve obsesionarse con dar a tus hijos algo que tú no tuviste, si ellos ni siquiera lo valorarán como tú lo harías?

Intentar dar lo que no tienes es un acto de irresponsabilidad, no de amor.

No Puedes Dar lo que No Tienes

Muchos caen en la trampa de dar sin tener. De ofrecer amor sin amarse, apoyo sin sostenerse a sí mismos, regalos cuando internamente están vacíos.

¿Cómo puedes llenar a otros si tú mismo estás vacío?

Aquí nace el concepto de ser un egoísta responsable:
Primero te amas tú, y luego eres capaz de amar a otros.
Primero te cuidas tú, y entonces puedes cuidar a otros.
Primero te llenas tú, y solo así podrás dar auténticamente.

Querer dar desde la carencia no es noble, es irresponsable.
Es como pretender salvar a alguien de ahogarse cuando tú ni siquiera sabes nadar.

Una Lección en Carne Propia

Recuerdo cuando trabajaba como profesor de música en un colegio.
Cada mañana saludaba de beso en la mejilla a unas veinte profesoras. Una de ellas, al verme, comentó en voz alta:
"El profesor de música anda falto de amor, anda repartiendo besos a todas."

Pero entonces, otra profesora, con una mirada altiva y orgullosa, la corrigió diciendo:
"Al contrario, tiene suficiente para dar."

Esa frase se me quedó grabada en el alma.

No das porque te falta, das porque tienes de sobra.

Ser Egoísta Responsable es un Acto de Amor

Vestir bien a tus hijos mientras tú andas mal vestido no es amor, es irresponsabilidad.
Sacrificarte hasta destruirte no hará que tus hijos te amen más, solo hará que te pierdan el respeto y, en el fondo, hasta te desprecien.

Ellos aprenderán de tu ejemplo.

Si quieres enseñarles a amarse, ámate tú primero.
Si quieres enseñarles a respetarse, respétate tú primero.
Si quieres enseñarles a vivir en abundancia, vive tú en abundancia primero.

El egoísmo responsable no es egoísmo: es la única manera genuina de dar.