Imagina esto:

Un supermercado te ofrece algo que parece increíble:
Te dan un descuento, promociones y bonos solo por ser cliente exclusivo.
¿Qué harías? Lo más probable es que dirías sí, estarías emocionado por ir a comprar. Es una oportunidad que no puedes dejar pasar.

Así que llegas, llenas tu carrito con productos que usas todos los días, como shampoo, detergente, cremas, etc. Llegas a la caja, y la cajera te cobra y te da un descuento inmediato del 20%  Además, te dice que por cada compra acumulas puntos para tu próxima compra.

Te sientes feliz. "¿Puedo ahorrar más en mi próxima compra? ¡Qué bien!"

Ahora, regresas al supermercado al mes siguiente. Vuelves a la caja, compras más productos y la cajera te dice algo aún mejor:
"Además de su descuento, le vamos a devolver en dinero lo que ha acumulado en puntos y le daremos una bonificación por las recomendaciones que ha hecho."
Y en ese momento, ¿qué dirías?
¡Wow! Esto suena increíble.

Pero lo mejor de todo: Cuando haces recomendaciones a amigos o familiares, te pagan aún más. ¿Qué harías entonces? ¡Obvio! Llevarías a todos a ese supermercado para que también aprovechen los descuentos y promociones.